viernes, 6 de marzo de 2015

Cómo me enteré de que no podía tener hijos de forma natural.


Ahora que hablo con tanta naturalidad de mis trillizos no puedo evitar recordar las lágrimas que llegué a derramar porque no quedaba embarazada. Pasaban los años y a pesar de haber visitado las más prestigiosas clínicas de fertilidad no había manera. 

No puedo explicaros en un sólo post por la cantidad de tratamientos que tuve que pasar, pero os los iré describiendo en próximas entradas. Hoy os explicaré cómo me enteré de que necesitaría ayuda médica para lograr un embarazo. 

Cuando tenía unos 30 años, y después de 5 de casada, decidimos que había llegado el momento de empezar a buscar un bebé. Sin prisa, sin obsesiones, pero ya nos picaba el gusanillo de ampliar la familia. Un mes, otro mes, uno más... bueno, no había por qué preocuparse!!! Se considera que uno puede empezar a pensar en ayuda médica cuando lleva más o menos un año buscando un embarazo. 

En una de mis visitas anuales al ginecólogo, éste decidió hacernos las pruebas básicas para saber por qué no quedaba embarazada. Así entré en "el maravilloso mundo de la infertilidad".

Resultó que tanto de reserva como de calidad ovárica yo estaba perfecta (o sea, tenía buenos óvulos y en una cantidad suficiente como para lograr un embarazo sin problemas). También el seminograma de mi pareja era el idóneo (es decir, había espermatozoides en cantidad y de buena calidad). Así que me enviaron a hacer una prueba de nombre imposible (histerosalpingografía), con la que sabrían como estaban mi útero y mis trompas y qué era lo que estaba interfiriendo en la consecución del embarazo. 

Y así fue como descubrieron que mis trompas estaban obstruidas. El motivo no estaba claro, posiblemente una infección mal curada de la infancia, aunque ahora eso era lo de menos. Había un obstáculo y había que salvarlo: el método para hacerlo era una fecundación in vitro. Yo en realidad no sabía muy bien en qué consistía, había oído hablar de ello pero no podía distinguir entre fecundación in vitro o inseminación artificial

El caso es que comencé a medicarme para el tratamiento convencida de que en poco tiempo estaría esperando un bebé.

No sabía que mi largo y difícil camino hacia la maternidad no había hecho más que empezar.


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